
En vano nos agarramos a las telarañas flotantes
y al alambre de púas.
En vano apoyamos el talón en la tierra
para no dejarnos arrastrar con tanto ímpetu
hacia las tinieblas, que son más negras
que la más negra noche
y carecen ya de corona de estrellas.
Y cada día encontramos a alguien
que involuntariamente nos pregunta
sin abrir siquiera la boca:
¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Y qué viene después?
Bailan y danzan aún un poco más
y respiran el aire perfumado,
¡aunque sea con el dogal al cuello!
'Toda la belleza de este mundo' (Praga)
ResponderEliminara ver si puedo hacerme con un ejemplar de ese bello y duro libro
ResponderEliminarse agradece, la recomendación