domingo, 9 de diciembre de 2012




Vuelven Godspeed You! Black Emperor. Para alguien como yo, que piensa que Johann Sebastian Bach es el mejor músico de la historia y que el rock es el lenguaje musical contemporáneo que mejor entiende; bandas como ésta resultan claves para, en cierto modo, ubicarse y orientar las preferencias, entre la pedantería de la tradición clásica, el elitismo de la música culta, imposible de eludir, y lo ritos contemporáneos en torno a la electricidad y las guitarras. El equivalente absolutamente culto resulta demasiado distante (Krzysztof Penderecki, Henryk Górecki). Al fin y al cabo, uno es el pobre idiota que es y escucha lo que ha aprendido a escuchar. Uno se adentra en los territorios en los que puede adentrarse y encuentra siempre un tope, una barrera, un límite: el criterio ya no puede estirarse más, no puede ser ya más divergente. El jazz, el blues, el rock, la clásica, la electrónica. Y ahí, pendiente de un hilo finísimo, a punto de hacerse insoportablemente grandilocuente, a punto de aburrir hasta a mi abuela, en cierto modo demasiado intelectualiazada, o con una afectación demasiado independiente, en el epicentro de una moda que ya ha pasado (post-rock), la música de grupos (colectivos, se llaman) como Jackie-O Motherfucker, The No-Neck Blues Band o éstos, Godspeed You! Black Emperor. En la incertidumbre de una época, ésta, tal vez de lo poco que uno cree que merece la pena perdurar.

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