lunes, 30 de abril de 2012

¿Qué intención conceptual tiene Punto de fuga, de David Markson?

A. Relata anécdotas mínimas que ilustran, digamos, una cierta disfuncionalidad de los autores famosos. Por ejemplo:

T. S. Eliot le temía a las vacas.

O:

W. H. Auden tenía fama de vivir en una suciedad impresionante en su vejez. Su propio hermano cuenta que orinaba seguido en el fregadero de la cocina.

B. Habla de un tal Autor, supuestamente un trasunto del propio Markson, en el albur de escribir y vivir. De tal manera que Autor se iguala con todos los autores famosos. Yo entiendo que las referencias de los autores célebres (a pesar de resultar en ocasiones irrisorias) deben representar para Markson la infinitud a la que se tiende para trazar el punto de fuga.

En ese sentido Punto de fuga es, como alguno de los libros de Enrique Vila-Matas, el texto de un auténtico fan de la literatura y de la cultura, en general.

Yo comprendo que, a su vez, David Markson está siendo más pudoroso que otra cosa al hablar de sí mismo como Autor. Se distancia de sí mismo para poder metamorfosearse con todos los otros autores.

En realidad, más que su crónico cansancio, lo que ha comenzado a angustiar últimamente a Autor es la manera en que arrastra los pies cuando camina.

Como si los Adidas de Autor tuvieran voluntad propia.


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