viernes, 27 de abril de 2012



Hay un par de libros publicados recientemente que me hubiese gustado escribir. Habrá otros muchos, seguro, pero no sé de ellos. Un best-seller, uno más, de Paul Auster, titulado Diario de invierno. El otro, una especie de libro de notas o aforismos en apariencia dispersos, de David Markson, titulado Punto de fuga.

Auster ha escrito un diario memorístico, retrospectivo, con un aire poético. Una especie de de profundis del novelista de éxito, un poco de vuelta de todo y harto de saberse perseguido por su propia fama, sabedor, a su vez, de no haber alcanzado las cotas de prestigio literario de otros (DeLillo, Roth, ejem, Pynchon); y afrontando la decadencia en la vejez, que ya se hace evidente, con la imagen de poeta seductor muy desgastada. Anotaciones que indagan en la propia biografía, queriendo derribarla con honestidad. (La honestidad total, en esos niveles de sobreexposición a mi modo de ver es imposible.) Yo ya he leído bastante a Paul Auster, y no creo que lo vuelva a hacer; y ya he leído un libro suyo similar, A salto de mata.

A Paul Auster le pasa un poco como al actor George Clooney. Ambos funcionan muy bien cuando se pueden mostrar encantadores, exhibiendo cosmopolitismo, dramatismo de baja intensidad y existencialismo de guapa gente. A la hora de degradarse, digamos, en serio, a lo bestia, se quedan cortos. Paul Auster no es James Ellroy; del mismo modo que George Clooney no es, yo qué sé, Nick Nolte. A los dos guapos les cuesta mear fuera de tiesto.

El libro de Markson es como si W. G. Sebald hubiese roto en pedacitos y diseminado desordenadamente uno cualquiera de sus relatos. Punto de fuga es fragmentario hasta llegar al nivel de lo ínfimo. No obstante, no deja de resultar, en cierto sentido, enciclopedista, como Sebald. David Markson, a falta de leer alguno de sus otros libros, es un postmoderno que prefiere alinearse con Montaigne y Proust, al igual que W. G. Sebald. (Luego está la línea cervantina, que practican muy bien otros muchos, como Thomas Pynchon o David Foster Wallace.)

David Markson se refiere a sí mismo como Autor. Autor dice tal, Autor piensa cual, lo que sea. A mí me recuerda a la famosa colaboradora televisiva Aída Nízar, cuando se refiere a sí misma en tercera persona. Un escritor llamándose a sí mismo Autor me cae mal, no puedo remediarlo.



1 comentario:

  1. 'Diario de Invierno' es un Auster menor! No acabo de pillar ese recurso a la segunda persona para hablar de sí mismo. Aún así, es Paul Auster!!!!

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