Y Yukel habla:
Te busco.
El mundo donde te busco es un mundo sin árboles.
Sólo calles vacías,
calles desnudas,
el mundo donde te busco es un mundo abierto a otros mundos sin nombre,
un mundo donde no estás, donde te busco.
Están tus pasos,
tus pasos que sigo, que espero.
He seguido el lento caminar de tus pasos sin sombra,
sin saber quién era yo,
sin saber a dónde me dirigía.
Un día estarás.
Será aquí, en otro lugar,
un día como todos los días en que estás.
Será, tal vez, mañana.
He seguido, para llegar hasta ti, otros caminos amargos
donde la sal quebraba la sal.
He seguido, para llegar hasta ti, otras horas, otras riberas.
La noche es una mano para quien sigue la noche.
De noche, todos los caminos caen.
Era necesaria esa noche en que tomé tu mano, en que estábamos solos.
Era necesaria esa noche como era necesario ese camino.
En el mundo donde te busco eres la hierba y el deshielo.
Eres el grito perdido en que me extravío.
Pero también eres, ahí donde nada vela, el olvido hecho de cenizas de espejo.
Siempre me chiflaron las metáforas de Jabès. Crean imágenes muy vívidas, te puedes identificar con ellas fácilmente y a la vez son muy entretenidas, se pueden estudiar o analizar, tienen jugo me refiero. Son su propia antítesis. Son bonitas y Jabès era feo feo.
ResponderEliminaryo creo que era un feo-guapo; un tipo muy de su tiempo, muy vivido, lo que lo hacía especialmente atractivo
ResponderEliminarYo me quedo con el marrano de Pascin, que seguro que follaba más.
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