domingo, 4 de diciembre de 2011

Perdido (como cualquiera),
atrapado en los acontecimientos
de una vida.
Hay una épica
ordinaria
que me incumbe tanto,
que casi siento dolor
o peso, no lo sé.
Pongamos que duerme alguien
plácidamente.
(Que su placidez
es también mía.)
Asombro y angustia
en la noche.
Negrura
en la alborada.
Así siempre.


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