martes, 23 de agosto de 2011



Juan Carlos Onetti permite que lector hispanohablante entienda mejor a William Faulkner. Onetti es perfecto como catalizador de Faulkner en el mundo hispano. Mucho mejor que Juan Benet (demasiado literal). Juan Carlos Onetti constata que la escritura (de estilo faulkeriano) se produce vertiendo pensamiento. Pero no es esa escritura un vertido de ideas; sino de pensamiento a chorro, autosuficiente e incomunicativo. (Es decir; la escritura de Onetti, como la de Faulkner, vuelca literariamente los mecanismos del pensamiento.) Es una escritura de estilo, más que de tesis. Faulkner y Onetti son a su vez escritores post-monólogo interior; es decir, post-Joyce. Posiblemente el mérito fundamental de estos escritores consiste en estructurar de otra manera el monólogo joyciano; acotarlo y enmarcarlo en un estilo, en una estética. Y darle de ese modo nuevas posibilidades. Yo creo que a Juan Carlos Onetti le parecería bien ser considerado un mero trasunto de William Faulkner; al que admiraba fervorosamente, como dijo en alguna entrevista. Un Faulkner caliente y ultra-sur. Radical en su agonía y escepticismo. Tímido. Ausente. Enfrentado al Faulkner anglosajón, el original, profundamente cortante, tallado en plomo, distante y frío.

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