miércoles, 17 de agosto de 2011



El oso panda de Kung Fu Panda es todo un entusiasta. Ese oso es básicamente un fan del kung fu, sin más pretensiones. Cuando el destino parece evitar que pueda asistir a la investidura de uno de Los Cinco Furiosos como Guerrero del Dragón, el panda de Kung Fu Panda grita, desesperado: ADORO EL KUNG FU. El panda de Kung Fu Panda es un friki o un nerd. Adicto a la comida, su deseo es venerar los méritos de otros, Los Cinco Furiosos, los verdaderos héroes, adiestrados para serlo. En Kung Fu Panda, ese panda gordo y friki es como si Sancho Panza se hubiera tragado al Quijote. El panda de Kung Fu Panda es poseedor, al mismo tiempo, de la locura "nerd" de Alonso Quijano y la sensatez pueblerina de Sancho. El panda de Kung Fu Panda es un anti-héroe humilde y apocado hasta que descubre algo. El secreto del Guerrero del Dragón, secreto que le proporcionará una sabiduría extra para manejarse en la lucha y en la vida, consiste, precisamente, en el conocimiento de que no existe ningún secreto. No hay secreto, señores; no existe nada extraordinario. A partir de entonces el panda de Kung Fu Panda aprende a calibrar las cualidades de, digamos, su personalidad fronteriza. Su panza ya no es lastre, sino un arma. El panda de Kung Fu Panda, al contrario que el Quijote, gana, aprende a ganar. De algún modo, el panda de Kung Fu Panda aprende a interiorizar todos sus conocimientos de fan, de friki o de nerd. No hay secreto; nada hay por descubrir, ninguna cualidad que nos eleve por encima del resto. A partir de entonces el triunfo del panda de Kung Fu Panda es totalmente pueril y no tiene importancia; su dignidad ya es otra. Ha redimido su humildad, orquestada en las acrobáticas coreografías del kung fu.

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