
El oso panda de Kung Fu Panda es todo un entusiasta. Ese oso es básicamente un fan del kung fu, sin más pretensiones. Cuando el destino parece evitar que pueda asistir a la investidura de uno de Los Cinco Furiosos como Guerrero del Dragón, el panda de Kung Fu Panda grita, desesperado: ADORO EL KUNG FU. El panda de Kung Fu Panda es un friki o un nerd. Adicto a la comida, su deseo es venerar los méritos de otros, Los Cinco Furiosos, los verdaderos héroes, adiestrados para serlo. En Kung Fu Panda, ese panda gordo y friki es como si Sancho Panza se hubiera tragado al Quijote. El panda de Kung Fu Panda es poseedor, al mismo tiempo, de la locura "nerd" de Alonso Quijano y la sensatez pueblerina de Sancho. El panda de Kung Fu Panda es un anti-héroe humilde y apocado hasta que descubre algo. El secreto del Guerrero del Dragón, secreto que le proporcionará una sabiduría extra para manejarse en la lucha y en la vida, consiste, precisamente, en el conocimiento de que no existe ningún secreto. No hay secreto, señores; no existe nada extraordinario. A partir de entonces el panda de Kung Fu Panda aprende a calibrar las cualidades de, digamos, su personalidad fronteriza. Su panza ya no es lastre, sino un arma. El panda de Kung Fu Panda, al contrario que el Quijote, gana, aprende a ganar. De algún modo, el panda de Kung Fu Panda aprende a interiorizar todos sus conocimientos de fan, de friki o de nerd. No hay secreto; nada hay por descubrir, ninguna cualidad que nos eleve por encima del resto. A partir de entonces el triunfo del panda de Kung Fu Panda es totalmente pueril y no tiene importancia; su dignidad ya es otra. Ha redimido su humildad, orquestada en las acrobáticas coreografías del kung fu.
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