¡Extraordinaria paciencia de las cosas!
Este hermoso lugar desfigurado con una ristra de edificios suburbanos—
Que hermoso cuando lo vemos por primera vez,
Campo ininterrumpido de amapola y lupino amurallado con acantilados límpidos;
No hay intrusión sino dos o tres caballos pastando,
O unas cuantas vacas lecheras que frotan sus flancos en los afloramientos rocosos—
Ahora ha llegado el engranaje de la civilización: ¿Importa algo?
Nada, vagamente. Tienes todo el tiempo del mundo. Sabes que la gente es una masa informe.
Todo se magnifica al instante y con el tiempo menguará, y todas
Tus obras se disolverán. Mientras tanto, la imagen de la belleza prístina
Brilla en el granito.
Cierto, como que el océano infinito sube por nuestro acantilado.
Debemos mantener apartadas nuestras cabezas de nosotros mismos;
Debemos deshumanizar ligeramente nuestras opiniones y tener fe.
Como la roca y el océano de los que fuimos hechos.

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