jueves, 29 de enero de 2015




En ese juego de velos, que no engaños, trampaojos si queréis, el autor, ya desde un título tomado de Leonard Cohen, y en unos minicapítulos (como posts de un blog) que son canciones, se funde en melómano y uno tiende a pensar en un músico literato, cuando estamos ante un ‘plástico’, un pintor, de esos de vuelta de todo que afirman rotundos que el arte ha muerto y si lo dudas te lanza a la cabeza el desnudo bajando la escalera o si lo cabreas mucho, el mismísimo urinario, de Duchamp naturalmente. Y le delata —además de lo que yo sé sobre él— que piensa y escribe en imágenes, en secuencias que para algunos no serán novela, para mí sí, desde luego. Esas secuencias, a veces planosecuencias, son pese a todo más pictóricas que cinematográficas, no sólo por la ausencia de acción, sino por la abundancia de emoción, contenida, que el tipo, el autor, es más bien pudoroso. El caso es que de canción en canción el autor, narrador, José Morand nos cuenta sus rutinas diarias y sus descubrimientos comunes (comunes, porque ahí están, míralos tú a ver si los ves). Las canciones representan a un tipo joven, a un chaval, a un maduro padre de niños pequeños, a un estudiante de ¡te pille! … Bellas Artes.


http://www.lansky-al-habla.com/2015/01/devuelveme-mi-noche-rota-resena.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.